Una familia puritana a más no poder, es desterrada de su
comunidad y se ve obligada a vivir en un solitario bosque, en el cual habita un
ente que amenaza con arrastrar hacia el abismo espiritual a cada uno de sus
integrantes.
Con esta prometedora premisa, ve la luz el
proyecto del debutante director Robert Eggers. Cuando pensamos en cine de
"terror" nos vienen a la cabeza instantáneamente: fantasmas de todo
tipo, vampiros o psicópatas enfermizos, pero casi nunca la brujería, y por lo
menos para mí es una pena, pues potencial tiene de sobra, se echan mucho de
menos delirantes y magnas obras como "La semilla del Diablo", del maestro Polanski o la más
reciente e infernal "The Lords of Salem" del perturbado, a la par que genial Rob
Zombie.
Como es de esperar, el Demonio habrá de
manifestarse bajo infinidad de apariencias, tanto físicas como atmosféricas, en
cualquier caso, y si véis la película me daréis la razón, pocas cosas pueden
aterrorizar más que un fanatismo religioso tan asfixiante y malsano como se nos
muestra en esta lograda cinta.
Ambientada más que acertadamente en sombríosy fríos bosques, y en todo momento afectada
por la acertada y lúgubre interpretación de sus protagonistas, nos sumerge en
una atmósfera de desesperada quietud, en
una familia que intenta por todos los medios hacer habitable su hogar, ahora
enclavado en un entorno desesperadamente hostil y en el que nunca debieron
poner un pie.
Como os dije antes, la religión impregna
todas y cada una de las acciones en las que se ve envuelto este peculiar clan. De
hecho, los momentos más brutales, y que peor te lo hacen pasar, tiene mas que
ver con la severidad asfixiante del cristianismo mal entendido de la época, que
con la brujería y el "culto a Satán" que pulula en el trasfondo. La
escena del niño en el altillo de la casa, apabullante, brutal, no puedo
desvelar mas...
Aquí la señorita bruja en su estado primigenio. Su labor consistirá en hacer caer
en el pecado de la lujuria a los incautos. ¿Lo conseguirá? Se admiten las apuestas.
Imposible no destacar el papelón de la joven
Anya Taylor-Joy un portento de futuro espléndido. También inmenso el “páter
familias” Ralph Ineson, su voz impone al mas pintado, de su garganta salen
truenos que te encogen el alma (ojo, esto en la versión original, la doblada al
español no la he visto, se comenta que aquí pierde mucho la película) el resto
de niños y la madre dan también la talla con creces.
La logradísima ambientación, inevitablemente
recuerda a "El Bosque" (entre otras) del amigo Shyamalan, pero cuidado, no
llevarse a engaño como parece ser le ha pasado a mucha gente, no esperéis
subidas de volumen que te pongan el corazón en las orejas, o sustacos de estos de
toda la vida. El miedo se te va colando en el cuerpo poco a poco, según van
sucediendo los terribles acontecimientos.
Yo a este en la paella no lo metía, casi mejor hacerla de marisco si no queréis que os dure la cagueta más
que el propio culo.
Y qué bien contado está todo, joder qué envidia
me da que un director debutante sea capaz de crear un trabajo tan bueno, y
hacerlo con semejante sencillez. Como no podía ser menos, respaldado en todo
momento por una exquisita fotografía, y una banda sonora potente.
Lo dicho, un error esperar una película de
terror al uso. No saldrá la bruja metiendo en un caldero miembros cercenados
para hacer un conjuro. Mucho peor, trata de la desconfianza en los demás y
hasta de uno mismo, del pecado, la culpa y cómo podemos machacarnos los unos a los otros sin
piedad. Eso sí que da miedo.