Vuelve al ruedo el aclamado Robert Eggers. Qué ganas le tenía a esta película que me acabo de zampar, y bien rica que me ha estado. Ya en su día recordaréis que dejé en esta casa mi opinión acerca de su anterior y primer largometraje; nada menos que : "La Bruja" (pinchad aquí para leer) Una instantánea obra de culto que no tiene perdón de Dios el que todavía no la haya visto. Echarle un ojo a mi crítica y luego a ver la película si el tiempo y las circunstancias no lo impiden.
Para su segundo largo, este buen pueblerino americano, vuelve a deleitarnos con una ambientación sublime y un guión que nos introduce en la historia de dos encargados de un faro de una remota y misteriosa isla de Nueva Inglaterra en la década de 1890. El veterano farero Thomas Wake (Willem Dafoe) y su joven ayudante Ephraim Winslow (Robert Pattinson), deberán convivir durante cuatro semanas. Su objetivo será mantener el faro en buenas condiciones hasta que llegue el relevo que les permita volver a tierra. Pero las cosas se complicarán poco a poco y el terror, el miedo, la opresión y las pesadillas no tardarán en hacer acto de presencia.
Es de ley destacar en primer lugar a sus dos principales y únicos protagonistas, pues toda la cinta se sostiene sobre un trabajo actoral de libro. Un duelo interpretativo de tan grandes y épicas dimensiones no se ve todos los días, por desgracia. De Dafoe qué decir; uno de mis actores favoritos, una mala bestia que cuenta en su haber con un maldito millón de registros. Ni que decir tiene que se encuentra en estado de gracia después de ésto y de su "Van Gogh: A las puertas de la eternidad". Sólo cabe colocarle en el Olimpo de los grandes, aunque por lo que tengo entendido, poco o nada le gustan las alfombras rojas y hacer el canelo. Mejor, para eso ya están los Bardem y compañías.
Ahora vamos con el
segundo de abordo, el amigo Pattison viene a refrendar lo que ya me confirmó en
"La Ciudad Perdida" y en "High Life"; que es un actor cojonudo. Atrás, y a Dios
gracias, quedan aquellos Crepúsculos y cubos de basura fílmicos variados. Da
buena réplica en todo momento a Dafoe y no desentona en un sólo momento. Todo
lo contrario, en algunos momentos se ve capaz incluso de dejar en segundo plano
al maestro. Muy bien Robert muchacho, muuuu bien.
Otro de sus puntos
fuertes, como no podía ser de otra manera es el guión. Una historia que te
transporta de inmediato al encanto de lo antiguo. Un viaje hacia la locura,
plagado de elementos lovecraftianos, con una ambientación de luces y sombras hipnótica.
Pura demencia.
Rodada en un
esplendoroso blanco y negro (y formato 4:3) la belleza de sus planos picados y
contrapicados harán las delicias de
cualquier aficionado a la fotografía. La crudeza de las imágenes cuadra a la
vez con un humor ácido, corrosivo. Ver a los protagonistas ahí, matándose a
base de empinar la botella, con esa ruda camaradería marinera, los cánticos
etílicos, salvajes...nada bueno nos hacen presagiar.
Danos la penúltima copón. ¡La fiesta del pueblooooo! |
Música y sonido no desmerecen en absoluto, si no que acompañan la atmósfera asfixiante con aplomo y mano de hierro. Ese aullido del diablo que emite el faro, ya os aseguro que no lo olvidaréis con facilidad.
Como alegato y conclusiones finales, es de ley reseñar, que El Faro -exactamente igual que dije con" la bruja"- no se ha hecho para agradar a nadie. Esto, de cine palomitero tiene cero absoluto. Una muestra de que a veces, el cine no es entretenimiento, también encierra otras muchas facetas que pueden darnos enormes satisfacciones.
Yo, en particular, la pongo un buen escalón por debajo de la mencionada, pues el tono excesivamente poético, me tira un poco para atrás en determinados momentos, pero habrá gente a la que eso precisamente, sea lo que más le atraiga. A saber. Ya en gustos...
El Faro -The Lighthouse- pasen y vean, el espectáculo va a comenzar.